domingo, 21 de febrero de 2010

Amanecer


El sonido estridente de la alarma de su despertador estallo de pronto en la habitación, sus ojos reaccionaron de inmediato abriéndose como platos, el sobresalto inicial se fue aplacando a medida que la conciencia tomaba el control de la situación, soltó un pesado manotazo hacia un costado que acabo de inmediato con el ya molesto sonido, y luego de encender el velador se detuvo unos instantes abstraído por el girar regular del ventilador de techo.
El reloj marcaba las 4:45 AM horario que en cualquier otro momento de la vida de Gamaliel hubiera estado más relacionado con el fin de la jornada que con el comienzo. Pero obviamente este era un día que poco tenia de cotidiano, se levanto de un salto, se vistió rápidamente y comenzó a realizar el ritual de higiene humano de la manera mas apta posible.
Luego de arrojar una porción muy generosa de agua en su rostro quedo mirando el reflejo que le devolvía el espejo, sus ojos tenían un brillo desacostumbrado, su boca se arqueaba hacia arriba de una manera extraña, y las arrugas de su frente no habían acudido esta mañana.
Estaba feliz, y lo que era mas importante aun, se estaba acostumbrando rápidamente a ese estado.
Salio a la calle y el cielo exhibía un azul profundo interrumpido irregularmente por cientos de puntos brillantes, la noche, o lo que quedaba de ella, estaba perfecta y hermosa.
Bajo ese firmamento eterno camino Gamaliel a la cita por la que tanto había estado esperando, la luna en cuarto menguante lo observaba como testigo única de su peregrinaje, unos minutos y algunas cuadras después llego a destino, comenzó a escuchar, a sentir y a saber que aquel a quien esperaba ya estaba allí, sin embargo decidió que todavía no establecería contacto visual con el, quería contemplarlo de cerca, sin que la distancia distorsionara el encuentro.
Se quito las sandalias y se dispuso a atravesar la playa que era ahora lo único que se interponía entre ellos.
Noto que la arena estaba demasiado fría para sus pies desnudos, sin embargo, lejos de retraerse acelero el paso, cruzo la costa y se paro frente a el sin levantar la mirada, y entonces si, por primera vez se “miraron a los ojos”.
Se contemplaron en silencio durante un instantes de tensa calma, y entonces desplegó una sonrisa por todo el ancho de su rostro -¡Hola!- dijo en voz bastante audible, y el estruendo de una ola le devolvió el saludo, el océano desplegaba toda su imponente majestuosidad delante de la ahora pequeña humanidad de Gamaliel.
Luego del sonoro recibimiento, el mar tomo un estado de absoluta tranquilidad, al parecer este también se sentía a gusto con el encuentro.
Desde muy chico había sentido fascinación por esa masa infinita y poderosa de agua, nada en el mundo podía regalarle tanta paz, y esto era quizás lo que mas apreciaba del que, ya ahora y pasado el tiempo, podía considerar un amigo. Su energía, su belleza y su omnipresencia eran igualmente apreciadas y admiradas por Gamaliel, pero era el suave arrullo de las olas y esa sensación de fundirse con el universo cuando estaban juntos, lo que por años lo había hecho regresar una y otra vez a verlo.
Tenia tanto para preguntarle, tantas cosas que quería decirle, pero Gamaliel era muy respetuoso a los mayores, y el mar contaba con varios milenos mas que el, así que primero se dedicaría a escuchar.
Tomo su manta y la arrojo sobre la arena, que ya estaba un poco más templada, entonces sentado y en silencio abrió sus oídos y su mente hacia todo lo que lo rodeaba.
El sonido de las olas se fundía con el ruido de las gaviotas que graciosamente jugueteaban con el alba formando una melodía casi sinfónica, la claridad se apodero paulatinamente de todo y solo la luna era ahora prueba de que había existido la noche, se ve que esta se quedo esperando distraída lo mismo que Gamaliel.
Finalmente soberbio, impactante y majestuoso, el sol acudió a la cita.
Como una enorme bola de fuego se abrió camino desde las entrañas del océano plasmando en su ascenso mil tonalidades de naranjas, rojos, amarillos y violetas en el cielo.
Gamaliel se sintió extasiado, embriagado de una felicidad que hacia tiempo no experimentaba.
Y continuo allí sentado pensando que bueno que era estar allí otra vez, solo y a su vez,… tan bien acompañado...

2 comentarios:

  1. Pibe loco, vos te diste cuenta que nos haces ser gamaliel en cada linea leida, se me abren los oidos de aquella mañana en la que fui a untadillas con "tu camarita en mano" ja, a ver que tenia para decirme el mar
    Gracias pibe loco por ser mi primo, mi hermano,mi Amigo
    aaahh y mi guionista"
    jaja......Genio

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  2. Flaco, yo" devuelta yo,
    Estoy leyendo y no puedo contener el alubión de ideas y sabes que cuando me desbordan las escupo, como agua tibia en boca llena, en imágenes a cualquier pedazo de papel cercano"

    Ahhh Pibe loco enterate que "Gamaliel va a tener cara" sabelo!!
    Agarrate Saint-Exupery Agarrate!!!
    jajajaja.........Flaco es posta.

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